lunes, 27 de febrero de 2012

ceremonia civica 27 de febrero 2012

CXLVIII ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LAS FUERZAS LIBERALES SOBRE EL INVAROS FRANCÉS

DISCURSO DEL ORADOR OFICIAL:
DR. RODOLFO CAMPOS MONTEJO.

Muy buenos días.

Para el de la voz representa un alto honor dirigir este discurso conmemorativo del 148 “Aniversario del Triunfo de las Fuerzas Armadas Liberales sobre el Invasor Francés”, en nombre de los tres poderes del Estado; y hacerlo en presencia de las autoridades civiles y militares que nos acompañan, encabezadas por el Gobernador del Estado y la Representante de la Junta de Coordinación Política del H. Congreso de Tabasco.

Resulta –sin duda alguna- una distinción tener la oportunidad de rememorar acontecimientos que han dejado una huella indeleble en las páginas de la historia de nuestra entidad y la nación entera.

Y más aún –como orgulloso jalpaneco que soy- hacerlo frente a la estatua del más valiente e ilustre de los hijos de mi municipio: el Coronel Gregorio Méndez Magaña.

Protagonista indiscutible y líder moral en Tabasco del movimiento para la defensa de la soberanía nacional, en contra de los invasores franceses.

Hazaña que nos invita a reflexionar, sobre los múltiples sacrificios que los tabasqueños de ayer realizaron por las generaciones de hoy y de mañana.
Gesta heroica que debe inspirarnos –y de hecho nos inspira- a preservar nuestra identidad nacional y generar un mayor sentido de pertenencia a esta generosa tierra.

Acontecimiento en el que los tabasqueños de aquella época, contuvieron la intervención extranjera e impidieron las ambiciones imperialistas de Napoleón III y la traición del grupo de mexicanos que lo apoyaban.

Suceso que ocurrió un día como hoy, pero hace 148 años, cuando el pueblo de Tabasco dio una lección de pundonor y convicción republicana.

Una lección de patriotismo y vocación democrática.

Una lección de valentía, solidaridad, pero sobre todo de unidad.

Pues los liderazgos regionales de esa época, lograron agruparse y coordinarse para hacer frente eficaz al enemigo extranjero.

El primero en levantarse en armas desconociendo al gobierno invasor fue el Coronel Andrés Sánchez Magallanes en Villa de Cárdenas, lo secundó el también Coronel Gregorio Méndez y su hermano Pedro en Comalcalco y Jalpa.

Mientras en Tacotalpa se pronunciaba el Coronel Lino Merino y los hermanos Bastar en Teapa, Eusebio y Cornelio Castillo hicieron lo mismo en Jalapa y Pichucalco.

Con pocas armas, pero mucho arrojo e imaginación y apegándose a las estrategias ideadas por Méndez Magaña, los tabasqueños de entonces lograron someter a los intrusos y expulsarlos de nuestro territorio aquel histórico 27 de febrero de 1864.

Dejándonos con ello un gran aprendizaje, pero sobre todo, el mayor de los legados: nuestra libertar.

Señoras y señores:

Hoy que los desafíos que enfrenta Tabasco son distintos a los que tuvo en la segunda mitad del siglo XIX e incluso a los que sorteó durante todo el siglo pasado.

Hoy que los enemigos de la Patria son otros, y no necesariamente provienen del exterior.

Hoy que la violencia y la sinrazón amenazan la paz y la tranquilidad de nuestras familias.

Encuentro una importante coincidencia con la gesta heroica que encabezaron los héroes del liberalismo social tabasqueño: ahora igual que antes –o incluso- más que antes, la única fórmula para remontar las grandes adversidades está en la unidad.

Unidad de todos, absolutamente todos los tabasqueños.

Unidad que transforme el desaliento, la desesperanza y la incredulidad, en fe, esperanza y optimismo.

Unidad que permita la reconciliación social y el fortalecimiento institucional.

Por ello, es necesario y urgente volver la mirada al pasado. No sólo para evitar sus errores, sino para rescatar lo mejor de cada tiempo, de cada época, de cada momento.

Precisamente el presente es fruto de nuestro pasado. Ese pasado que ha dado forma a lo que somos ahora, y que nos impulsa a través de sus enseñanzas, a alcanzar lo que anhelamos ser.

Y la mejor vía para construir la patria que anhelamos ser, es la dignidad.

Dignidad para apostarlo todo, incluso la vida, por nuestros ideales.

Dignidad para luchar con las armas de la razón, la tolerancia y la prudencia en defensa de nuestra soberanía, libertad e independencia.

Dignidad para hacer valer la ley y garantizar que prevalezcan la justicia y el derecho.

Por ello, en esta fecha histórica, en esta mañana de remembranza, exhorto a TODOS los tabasqueños a que demos, UNIDOS, esa lección de DIGNIDAD que espera MÉXICO, que necesita TABASCO, y que merecen NUESTRAS FAMILIAS.

Muchas gracias.

RODOLFCO CAMPOS MONTEJO
27 DE FEBRERO DE 2012




















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